Los que entramos a este camino espiriutual del Amor puro e infinito,
Consideramos
al ser humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la
religión, de los modelos y de los sistemas sociales.
Impulsamos
la libertad de pensamiento.
Propiciamos
la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades para todos los seres
humanos.
Reconocemos
y alentamos la diversidad de costumbres y culturas.
Nos
oponemos a toda forma de discriminación.
Consagramos
la resistencia justa contra toda forma de violencia física, económica, racial,
religiosa, sexual, psicológica y moral....
Por otra
parte, así como nadie tiene derecho
a discriminar a otros por su religión o su irreligiosidad, reclamamos para
nosotros el derecho a proclamar nuestra espiritualidad y creencia en la
inmortalidad y en lo sagrado.
Nuestra espiritualidad no es la espiritualidad de la
superstición, no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la espiritualidad
del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa; es la
espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para nutrir a los seres
humanos en sus mejores aspiraciones.
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