Esos actos no se producen automáticamente; requieren arduo trabajo. No son opcionales; deben de ser parte constante de la vida cristiana.
No terminamos con uno de nuestros prójimos para luego empezar con el otro sino que nos ocupamos de todos juntos. Dios nos capacita y autoriza, pero nos da también la responsabilidad de aprender y crecer. No debemos sorprendernos ni resentirnos por el proceso. Debes añadir a tu fé; virtud.
Donde virtud significa excelencia o bondad moral. Esta excelencia o bondad morar equivale a la integridad. Integridad en tus actos, en tus palabras y sobre todo en tus pensamientos.
Integridad es cuando tu vida pública es igual a tu vida privada o viceversa. Es tener una sola cara sin importar las situaciones o las personas delante de las cuales te encuentres. Es vivir lo que hablas y si no, es mejor callarse. La integridad en tus contrataciones, en tus asuntos personales o privados, en tu trabajo, en tu trato hacia otros seres. No basta con ser creyente cuando las cosas van bien, eso lo puede hacer cualquiera, No basta con decir que crees en el Señor Jesús, no basta con decir que crees en Dios; a tu fe debes añadirle principios y valores morales .
No mientas, no engañes, no levantes falsos testimonios, no participes en conversaciones deshonestas, no hables mal de nadie, no hables a espaldas de alguien que no esta presente, no critiques, no juzgues a nadie así sea que ese alguien este cuerdo o loco y todo eso es lo que engloba la Integridad. Para que tengas una vida creciente y productiva, añade la excelencia moral. Sé Íntegro delante de Dios y delante de cada uno de tus prójimos.
Así que no basta con decir que crees en Dios y que vas a todos los actos litúrgicos, tu fé se demuestra con obras tooodos los dias de tu vida, a cada momento. ... Ahí te dejo otra reflexión.
Alma.